Cuerpo, Alma y Espíritu

lunes, 14 de febrero de 2011
El hombre es la intersección entre dos mundos lo invisible y lo visible.
Pertenece al mundo del espíritu y al mundo de la materia. Esta es todo lo exterior y superficial, el cosmos, la naturaleza y la psiquis. El espíritu es todo lo interior y profundo: Es Dios, la existencia y la vida. En tanto hombre material, soy mi cuerpo y mi alma. Mientras que en tanto hombre espiritual, soy mi conciencia y mi experiencia. Ambos planos se tocan en mí y se yuxtaponen sin confundirse. Como hombre material soy divisible y extrínseco: me fragmento y mi objetivo es la vida natural.
Como hombre espiritual participo de la unidad y de la integridad. Soy un microcosmos. Por un lado, soy una parte de la naturaleza; por el otro, soy verdaderamente un todo. Integrado a Dios sin perderme en El, conservando mi individualidad, mi persona, crezco en la realidad del espíritu que todo lo sintetiza. En el espíritu no hay dialéctica, no hay contradicciones. Las grandes paradojas del mundo material se resuelven en el mundo espiritual: El espíritu no conoce la oposición entre el uno y el múltiple, entre la esencia y la existencia, entre el sujeto y el objeto.
Soy la unidad del todo el espíritu es acto puro. La objetivación se da en el plano de la materia, de la naturaleza, de lo físico y lo corporal, de lo tangible y aún de lo intangible natural: De lo psíquico.
El cuerpo se consume lleno de energía cósmica y el alma es una sustancia de vida que vivifica a la vida. Es liviana, invisible y ligera.
El Espíritu es lo sobrenatural de evolución y experiencia. El Espíritu es la verdad, el bien, la belleza de lo que deseas, no se opone el cuerpo sino que lo penetra. Sin embargo, el Alma es inteligencia, iluminación, voluntad, imaginación. Pero, existe un Cuerpo Espiritual y un Alma Espiritual.
Dios desea que nosotros lleguemos a trascender nuestro Cuerpo, Espíritu y Alma para “ser un hombre hecho Dios”.

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