El Sublime Contacto

sábado, 12 de febrero de 2011
Fuera de la ecuación personal, no creo que sea posible analizar la riqueza de los tonos de la armonía que se revela bajo la influencia de esta unidad. La intensidad misma de ese caudal de energía reactiva que levanta el Ser en la expresión de una atracción tal, es inexpresable. Estamos en este momento fuera de los límites de nuestro Universo y toda expresión debilita el relato de lo que se quiere expresar.
Esta superabnegación, este supersacrificio consciente que invade la personalidad del pensador que toma contacto con su Yo Unidad puede traducirse como la emisión de una especie de onda de gozo, consciente, infinitamente dulce, infinitamente feliz, serena y tierna, encontrándose con otra onda que parece provenir del exterior y penetra sus átomos más íntimos.
La fecundación de ese caudal de energía personal por el océano de radiaciones cósmicas determina sensaciones de una delicadeza y dulzura inimaginables. El contacto de esas esferas de energía personal y cósmica es a la vez único y múltiple:
·         Único por la síntesis de todos los elementos personales que se agrupan en un mismo abandono hacia el Centro, hacia el origen de toda vida y de todo amor.
·         Múltiple por el diluvio de sentimientos que hace nacer en el mismo instante.
·         Único por la dulzura expansiva que se comunica a todas las vibraciones.
·         Múltiple por el caudal de deseos reactivos que engendra.
·         Único por la suprema felicidad de ser y sentirse amado con tal intensidad.
·         Múltiple por todas las ondas de tonalidades afectivas que se escapan de nosotros.
Desde el punto de vista fisiológico, el cuerpo humano siente la reacción de esta comunión espiritual. Una dulzura infinita le penetra. Las lágrimas caen naturalmente. Y esta comunión tan dulce y pura le da la sensación de una paz profunda que inunda todos los centros de la vida.
Para analizar con toda libertad esta comunión natural entre el ser humano y sus orígenes, este estado no debe ser provocado por sugestión.
La meditación, la contemplación, pueden preparar las resonancias. Pero esta unión debe nacer de improviso, en una especie de iluminación momentánea de la conciencia terrena. Detallar la llama misteriosa de semejante conjunción es querer, en suma, expresar lo inexpresable. Pero no es malo que en un siglo en que se dicen tantas cosas insignificantes y se describen tantos absurdos, se expresen de una vez por todas algunas verdades tangibles, reales, eternas.
Los detalles dados por los espíritus desequilibrados que han querido abordar esas cuestiones de regeneración de la conciencia individual en la Conciencia Cósmica, sin haber hecho ellos mismos los esfuerzos necesarios, no prueban nada contra la realidad de los resultados que la conciencia razonable es capaz de obtener.
En la Esencia Espiritual que brota de una comunión tal, se siente netamente que hay unión entre la Fuente y la Eclosión de todas las formas de la atracción universal. Ese contacto da la impresión de una juventud eterna, de un eterno esplendor en el presente eterno de un amor sin fin.
Se tiene la sensación de una evolución instantánea sin principio ni fin, en una unidad que es germen de toda evolución pasada y futura.
Cualquiera que sea su expansión o su reducción, ese amor inmenso sigue siendo El mismo, sin tamaño y sin duración. Esto es, el punto en que la circunferencia está en todas partes y el centro en parte alguna. Este es el origen de todas las formas de la energía universal, la síntesis de todas las potencialidades espirituales. Lo finito equilibrándose con lo infinito en eterno presente.

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