El Karma

martes, 22 de marzo de 2011
El karma es “la fuerza resultante de la acción realizada en vidas pasadas, así como en la propia, desde el momento de la gestación”.

Puede decirse, partiendo de esa definición, que el karma es una suerte de sumatoria de las acciones cometidas por los “propietarios de nuestra alma” a lo largo de la historia, incluyendo a nosotros mismos. Todo hecho negativo realizado en el pasado puede repercutir de manera nefasta en el presente. Toda actitud positiva puede ser la causa de situaciones o características personales felices.

Asimismo, como portadores, cada uno de nosotros lleva una responsabilidad sobre su karma respecto de su futuro. De la misma forma en que los hechos pasados repercuten en el presente, todas nuestras propias acciones influirán en las vidas de quienes porten nuestra alma en el futuro.

El karma que se trae desde antes del nacimiento, como resultado de vidas anteriores.
El que se recolecta durante toda la vida, a partir del preciso instante en que comenzamos nuestro camino por el mundo.
El que se manifiesta en la vida.

El karma inevitable
Esta fase del karma es la culminación de todo y es irreversible; las consecuencias de nuestras acciones (buenas o malas) se hacen presentes, se manifiestan de de una manera clara e irrevocable. Se trata de acciones con mucha potencia como para generar un karma tal que no pueda modificarse con ningún hecho contrario o correctivo.

El karma normal o modificable
El ser humano tiende a ser cómodo. Por alguna razón u otra, es preferible echar las culpas a terceros o dejar todo en manos de la “suerte” o del “destino”, antes que comenzar a actuar de verdad para influir en su propia vida.
Se dice que: “Lo muerto se deja arrastrar por la corriente y que lo vivo lucha contra ella”. Este proverbio oriental, nacido muy cerca de donde se desarrolló la teoría del karma original, señala que la capacidad de torcer las cosas está en la voluntad que se ponga para hacerlo.

Las correcciones del karma
Un ejemplo es cuando un situación poco agradable se repite de manera continua; falta de dinero, amores contrariados, enfermedades leves pero resistentes, entre muchas otras posibilidades. En este caso, debería ser evidente que hay algo en nuestro karma que no hemos aprendido y que, por lo tanto, no podemos mejorar. Si lo comprendemos y trabajamos sobre eso, podemos evitar que la misma situación nefasta vuelva a repetirse en el futuro.
El karma no es un castigo, es un proceso de aprendizaje y mediante un análisis lo suficientemente profundo que detecte las causas que conforman nuestras vidas, podremos romper con el ciclo kármico.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Navega